Reflexiones de Elisa

19/11/2008
Mi camino hacia las Artes Marciales.
Estaba claro que una superviviente como yo encontraría cualquier día una forma divertida de canalizar sus ganas de vivir y de aprender, de encontrarle sentido al tai-chi, al karate, a la maraña que tenia en la cabeza y a la energía que nadie sabia canalizar. Lo mas difícil ha sido encontrar " con quien hacerlo". Necesitaba a alguien con autoridad, experiencia y sobre todo que no fuese un fantasma, y en este asunto hay mucho bruce Lee suelto. He practicado años tai-chi y Karate y soy un cinto amarillo, ahora bien, con mucha información. He estado en la última fila muchos años, castigada, infravalorada, asqueada de practicar algo que contradictoriamente me entusiasmaba, había pensado en abandonar un montón de veces.
Veréis, yo tengo 51 años, mucho peso y algunas enfermedades de las consideradas "serias"(de las cuales no me gusta dar detalles).Con esto solo quiero decir que para mi la practica es muy dura, me cuesta sudor, dolor y echar los bofes y si además no se me tiene en cuenta desmoraliza, no quería un trato especial, solo lo que me merecía, una sola palabra de aliento hubiese bastado. Este mes de Julio haciendo acopio de voluntad ya que en Sevilla hace mucha calor y porque no decirlo, mi antiguo maestro me iba a dar mi cinturón asistí a clase. La última semana se marcho a la playa y lo sustituyó un compañero suyo que yo no conocía. Un hombre maduro, fuerte, elástico, simpático y no por ello falto de dureza, en cuatro palabras " un hombre con corazón" con alegría en la practica , cuando me mando hacer un ejercicio de defensa ejecutando un shuto uke con desplazamiento y me demostró como quería que lo hiciese, flexible, tigruno, elegante.............pensé "esto es lo que yo quiero" y estaba en mi escuela, mas claro, el agua. Hablamos, nos entendimos y ya esta, así de fácil, así de espléndido.
Llevo dos meses en su Dojo y esta siendo una experiencia magnifica, enriquecedora ya que la mayor virtud de mi maestro, si, mi maestro (que ganas tenia de decirlo) es la generosidad, el siempre responde, el siempre te lo demuestra, habla de artes marciales con naturalidad y cercanía como algo totalmente normalizado e integrado en su vida. Lo mismo ocurre con sus alumnos (mis compañeros) a ellos les estoy muy agradecida por la rápida aceptación y por ser como son.
Quiero darle las gracias a mi sensei José Navarro por su paciencia, por haberme iniciado en el Bojutso, por sacar de mi la guerrera que pensaba que ya se había ido, pero no, sigo aquí, guerreando y gracias a el.
Elisa