Cuanto tiempo ha pasado desde que inicie el proyecto de formar a practicantes de karate. Aún recuerdo el primer día que me acerque a dar mi primera clase como profesor, ante un monton de público que me miraba. En aquella ocasión eran alumnos infantiles que con mucha ilusión se acercarón a aprender lo que por aquella epoca áun era una disciplina en expansión. Antes de mi ya otros maestros habian abierto el camino, ahora me tocaba a mi. Ni sospechaba que esto fuera a durar tanto y que ser el responsable de un Dojo fuera tan enriquecedor a muchos niveles. Reconozco también que ingrato en muchas ocasiones. Ofrecer tus ilusiones y esfuerzos a los demás no siempre son recompensando, supongo que nunca lo serán, pero las recompensas siempre seran mayores si sabemos mirar. Todo estos procesos forman parte del camino y que ayudan a hacernos mas maduro como docentes. Aprendemos a equilibrar y prestar atención a los que se quedan.
No me gustaria centrar estas reflexiones en lo que pudo ser y no fue, asi que hare un rápido y ligero recordatorio a la historia pasada y presente del Dojo.
Comence a dar clases a los 22 años, con muchas ganas pero con menos experiencia de la que yo mismo me suponia. Toda esa falta de experiencia era paliada por unas ganas tremenda de enseñar lo que para mi era mi vida, el Karate. El proceso de aprendizaje se habia extendido, no solo en seguir evolucionando como karate-ka a través de los entrenamientos, sino como "sensei". Coger el ritmo de las clases, conocer a los alumnos, fijar un programa de enseñanza correcta, etc. Eran por aquel entonces una prioridad. Por supuesto solo visible su eficacia unos años más tarde con unos grupos ya consolidados y contrastados en los diferentes, cursos, competicones o examenes de grados a los que asistiamos.
Diferentes cambios se han producido desde entonces, afortunadamente considero que para mejor. El Dojo ahora esta mas vivo que nunca y no solo nos centramos en una disciplina marcial, sino que se imparten artes marciales muy tradicionales.
Han sido cientos de alumnos los que han pasado por mis manos desde entonces. De la mayoria, he de ser sincero, ni me acuerdo. De los que si me acuerdo, guardo una buena experiencia y algunos incluso han calado en el plano personal permaneciendo su amistad más allá de la practica y del Dojo.
Ahora ya con más edad, más grados, más experiencia y por que no decirlo más nivel marcial, los retos se siguen sucediendo, aunque a otros niveles. Ahora ya no se trata de crear una escuela o consolidarla, creo que estos pasos ya fueron dados. Se trata de mantenerla viva para que todo practicante que se acerque pueda encontrar en el Dojo lo que busca. La historia de 25 años en activo debe de pesar, su densidad debe derramarse ante cualquier mirada, el peso de la tradición que hemos intentando mantener intacta, a pesar de los alti-bajos, debe salpicar a todos los que estamos y sentirnos orgullosos de lo que tenemos.
Para mi parece que el tiempo no ha pasado por que mantengo mis ilusiones y mis frustracciones intactas. Ambas cuestiones son complementarias. La ilusion me hace seguir y la frustraccion tambien ya que me obliga a mejorar.
La evolución que ha experimentado el Dojo no solo ha dependido de mis esfuerzos dirigidos, sino del compromiso de muchos de los alumnos, presentes o ausentes. Se que a algunos os gustaria poder estar pero las circunstancias personales mandan. Para vosotros, sin embargo, mis recuerdos y mi agradecimiento. También mi gratitud para los que estaís en este presente apoyando esta empresa. Seguro que con las energias que tenemos podremos seguir más tiempo en el camino y cumpliendo años y envejeciendo juntos.
Que el Dojo siga siendo un lugar donde nos encontremos y mejoremos.
25 años más nos esperan.
José Navarro
Kobukan Dojo
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