Un exámen en artes marciales es una prueba que pretende que el budoka exponga los conocimientos y el progreso que ha tenido desde sus inicios. Tres pilares han de tenerse en cuenta a la hora de valorarse el trabajo expuesto. Por un lado, la preparación física, por otro lado el progreso técnico, y sin duda, el último y quizás el más importante, la actitud; que engloba a la vez, el estado de ánimo y el espíritu marcial.
El exámen no debe ser una prueba solo para demostrarle a los demas lo que sabemos, sino es una prueba hacia nosotros mismos. En situaciones menos habituales como puede ser un examen de grado o una competición, salen a relucir muchas virtudes pero también muchas carencias. Podemos aprovechar esta oportunidad para mejorar o desaprovecarla rechazandola. Siempre es aconsejable que se debe competir o examinarse como se entrena. No dejando que los ojos externos nos rompa nuestra seguridad.
Centrarnos exclusivamente en lo que hacemos en ese momento, en ese "presente" es un acto de disciplina interna. Es importante mostrar la madurez del trabajo sin entrar en exhibicionismos. A veces queremos hacer un alarde excesivo de lo que pensamos que se valora desde fuera. Hacemos más fuerte donde no debe prevalecer la potencia, o muy lento donde el movimiento es solo continuo y relajado.
En muchos casos se sobrevaloran los examenes de grado. Se contempla como el fin de un ciclo de entrenamiento y despues el practicante, durante un periodo, más o menos largo de tiempo, se relaja. Esto ocurre más en los grados altos. Sin embargo, no es el final de un ciclo, sino el principio.
El color del cinturon adquirido es un orgullo, por que no decirlo, para todos. Esto forma parte del proceso de aprendizaje y auto-afirmación en la escuela. Para cada practicante es diferente pero no por ello debe ser menos importante. En karate se sigue un sistema de grados, al menos asi lo seguimos haciendo en nuestro Dojo. No para exsaltar el ego del que lo obtiene, sino por respeto hacia el esfuerzo del alumno. A través del grado le decimos que su evolución se produce acorde a las exigencias del Dojo y por otra parte se le esta reconociendo su valia dentro de la escuela, en señal de agradecimiento a sus años de fidelidad y confianza hacia el sensei que le enseña.
Constantemente nuestra vida esta sometida a evaluación, en karate también. Esta evaluación no debe ser negativa ni positiva, es solo una prueba más de todo el proceso que implica la evolución como budoka. Una vez pasada la primera prueba vendran más. Nuevos retos esperan.
José Navarro
Kobukan Dojo
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