martes, 5 de octubre de 2021

EL CLUB DE LOS KARATEKAS MUERTOS. 

Se suele dar una paradoja en el mundo marcial, aunque no es exclusivo de este colectivo. La mayoría de nosotros en alguna etapa le hemos dado más valor a los MAESTROS MUERTOS que a las personas o senseis que tenemos cerca. (Uso aquí el término maestros muertos, no de forma despectiva, sino como idea que expresa una realidad empírica en nuestra sociedad, donde desgraciadamente la mayoría de las personas en sus diferentes ámbitos, adquieren una mayor relevancia, una vez fallecidos). 

Una idea romántica pero equivocada de que todo lo pasado fue mejor, por un lado y por otro, es más fácil empatizar con alguien que no te corrije, que no te hace ver tus limitaciones, al que ves que es humano, que se equivoca que sigue buscando perfeccionarse. Alguien que aún es finito. 

La idealización como recurso fácil de observación de una realidad paralela que relega en otros, aquello que es de nuestra responsabilidad. Y que de alguna manera justifica nuestra inacción.

Según la real academia de la lengua, Idealización es: "Consideración o representación de una persona o cosa como un modelo de perfección ideal que no se corresponde con la realidad". Sin duda, en un proceso o quizás siempre, en nuestra vida marcial nos pase esto.

El Karate en relación al sensei debe ser siempre directa, de tu a tu, ya que hay tantos matices que incorporar que es muy difícil poder conocerlos todos, sin ayuda. Por mucha literatura que tengamos, eso nos da información sólo en un porcentaje menor a la experiencia directa de transmisión. Todos los sabemos de alguna manera.

No sabemos si ese Maestro ancestro era bueno transmitiendo, que cualidades tenía, más allá de las marciales, si afinariamos con el, etc. Entonces, que fuerza nos mueve a darle esa consideración superior, por encima de aquel que tenemos cerca?. O que tiene la mala suerte de seguir vivo?. 

La idealización no es un motor que nos haga progresar realmente, aunque para muchos, determinados modelos puedan servirles de inspiración.

En mi trayectoria como Budoka he tenido diferentes sensei que me han transmitido sus conocimientos en diferentes materias. Pero sin duda, los que más me han aportado, son aquellos donde existía un equilibrio entre su saber y su hacer. Esto parece obvio pero no siempre es así.

A veces el maestro dice frases importantes dentro de una sesión que pasan desapercibidas por la mayoría de alumnos asistentes. No así, si una misma frase, e incluso de menor calidad, se cita al Maestro. La capacidad de percibir conocimiento directo está vinculado al nivel del alumno, no en base a su destreza técnica, sino a su madurez como Karateka. Dicha madurez tiene matices por qué va más allá del nivel adquirido en la práctica. Tiene que ver con su vivencia vital.

En una conversación con otros maestros y compañeros de practica planteábamos lo difícil que es transmitir Karate y que llegue a todos los alumnos con profundidad. Si fuera solo una cuestión física o técnica, esto sería "fácil". Con crear diferentes metodologías de trabajo "bastaría". Ante un problema A, un resultado B, etc. Pero Karate funciona bajo parámetros tan complejos que van más allá de diseños curriculares. Y a medida que más se profundiza, más se aleja de todo lo convencional.  La labor del sensei, si puede, es llevar a esos estados a sus alumnos y para eso se debe estar VIVO. 

Ningún Maestro Muerto puede hacer esta labor, más allá de la inspiración que nos produzca.

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