lunes, 18 de octubre de 2021

Naturalizar Karate

Para muchos Karate es algo más que un sistema marcial y éste puede ser utilizado en muchas situaciones de nuestra vida. Pero para ello, debemos aprender a Naturalizarlo, es decir, que este integrado dentro de nosotros. Las experiencias que nos aporta, tanto internas, como externas nos ofrece el material necesario para contextualizarlo y que este nos sea útil, más allá de la propia disciplina de Dojo. 

Cuando vemos a grupos de practicantes de un mismo Dojo o escuela, es inevitable observar como hay un gran parecido en la forma de realizar la técnica. Como es lógico, esto pasa por que el estilo tiene unas características  y así son transmitidas por el sensei, en mayor o menor medida. 

Pero el razonamiento es el siguiente. ¿Perjudica esta forma estandarizada a la hora de naturalizar Karate?. Es decir, de expresar todo aquel conocimiento adquirido, según nuestras vivencias. Mi respuesta es, Si. Quizás no a corto o medio plazo, porque se debe de tener unas bases sólidas para comenzar y desarrollar algunos aspectos. El problema surgiría cuando el único objetivo sea hacer siempre un Karate estándar, que suele ocurrir, por que se tiene la visión de que el modelo a seguir es ese precisamente. 

En cuanto a largo plazo, mi experiencia me dice que sí podría suponer un problema, al menos para aquellos que buscamos algo más, o algo distinto. 

El motivo es que para naturalizar y convertir el arte en algo propio, se debe de cumplir varios requisitos, a saber:

1. Ser capaz de ir más allá de la forma, bien sea impuesta o auto-mpuesta. Esto debe ser un proceso natural que parte de una necesidad por comprensión, no por Ego, es decir, no por querer destacar por encima de los demás. 

2. Que los objetivos sean el crecimiento personal, y que el estilo se use como una herramienta VIVA para alcanzar dicho fin. Al principio y como proceso lógico, el sujeto (practicante), está supeditado al objeto (estilo), La forma de hacer y entender surge de la influencia del entorno. Esta situación si hay crecimiento, es sólo temporal y el practicante será capaz de alimentarse de fuentes externas. 

3. Capacidad para el cambio, sin sentir que el Centro es afectado. A veces el cambio llega por un proceso natural de crecimiento del estudiante, otras veces de forma indirecta. En el segundo caso el practicante puede caer en el error de que lo que ha estado haciendo el tiempo X, no es válido. En ese caso su Centro, es decir el punto de referencia donde ha puesto su esfuerzo se ve afectado. Suele ocurrir porque las espectativas no coinciden con la realidad. Se suelen buscar culpables. 

4. Mente libre, la cual no está atada a credos, sino que es capaz de diferenciar entre lo real y lo ilusorio, como se propone en algunas escuelas del pensamiento (budismo entre otras). 

5. La experiencia personal siempre como guía. Sin descartar la intuición. En muchas ocasiones cuando tenemos la necesidad de permanencia en un grupo, es fácil dejarse llevar. Si el grupo está radicalizado en una idea, somos arrastrados, a veces, sin darnos cuenta. De ahí la necesidad del discernimiento. Por eso podemos preguntarnos:

¿Hemos naturalizando realmente nuestro Kárate?. ¿Es nuestro Karate natural en su expresión externa y por supuesto interna?. 

Podríamos pensar que si en base a los patrones que se establecen.  Pero esto no tiene porque ser de así. , es más, me atrevería a afirmar que no en muchos casos. 

Para muchos Karate es algo más que un sistema marcial y éste puede ser utilizado en muchas situaciones de nuestra vida. Pero para ello, debemos aprender a Naturalizarlo, es decir, que este integrado dentro de nosotros. Las experiencias que nos aporta, tanto internas, como externas nos ofrece el material necesario para contextualizarlo y que este nos sea útil, más allá de la propia disciplina de Dojo. 

Cuando vemos a grupos de practicantes de un mismo Dojo o escuela, es inevitable observar como hay un gran parecido en la forma de realizar la técnica. Como es lógico, esto pasa por que el estilo tiene unas características  y así son transmitidas por el sensei, en mayor o menor medida. 

Pero el razonamiento es el siguiente. ¿Perjudica esta forma estandarizada a la hora de naturalizar Karate?. Es decir, de expresar todo aquel conocimiento adquirido, según nuestras vivencias. Mi respuesta es, Si. Quizás no a corto o medio plazo, porque se debe de tener unas bases sólidas para comenzar y desarrollar algunos aspectos. El problema surgiría cuando el único objetivo sea hacer siempre un Karate estándar, que suele ocurrir, por que se tiene la visión de que el modelo a seguir es ese precisamente. 

 En cuanto a largo plazo, mi experiencia me dice que sí podría suponer un problema, al menos para aquellos que buscamos algo más, o algo distinto. 

El motivo es que para naturalizar y convertir el arte en algo propio, se debe de cumplir varios requisitos, a saber:


1. Ser capaz de ir más allá de la forma, bien sea impuesta o auto-mpuesta. Esto debe ser un proceso natural que parte de una necesidad por comprensión, no por Ego, es decir, no por querer destacar por encima de los demás. 

2. Que los objetivos sean el crecimiento personal, y que el estilo se use como una herramienta VIVA para alcanzar dicho fin. Al principio y como proceso lógico, el sujeto (practicante), está supeditado al objeto (estilo), La forma de hacer y entender surge de la influencia del entorno. Esta situación si hay crecimiento, es sólo temporal y el practicante será capaz de alimentarse de fuentes externas. 

3. Capacidad para el cambio, sin sentir que el Centro es afectado. A veces el cambio llega por un proceso natural de crecimiento del estudiante, otras veces de forma indirecta. En el segundo caso el practicante puede caer en el error de que lo que ha estado haciendo el tiempo X, no es válido. En ese caso su Centro, es decir el punto de referencia donde ha puesto su esfuerzo se ve afectado. Suele ocurrir porque las espectativas no coinciden con la realidad. Se suelen buscar culpables. 

4. Mente libre, la cual no está atada a credos, sino que es capaz de diferenciar entre lo real y lo ilusorio, como se propone en algunas escuelas del pensamiento (budismo entre otras). 

La experiencia personal siempre como guía. Sin descartar la intuición. En muchas ocasiones cuando tenemos la necesidad de permanencia en un grupo, es fácil dejarse llevar. Si el grupo está radicalizado en una idea, somos arrastrados, a veces, sin darnos cuenta. De ahí la necesidad del discernimiento. Por eso podemos preguntarnos:

¿Hemos naturalizando realmente nuestro Kárate?. ¿Es nuestro Karate natural en su expresión externa y por supuesto interna?. 

Podríamos pensar que si en base a los patrones que se establecen.  Pero esto no tiene porque ser de así. , es más, me atrevería a afirmar que no en muchos casos. 





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