Todos los practicantes alguna vez, hemos tenido algún tipo de lesión. Unas más fuertes que nos ha incapacitado y otras, no tanto.
Convivir con este inconveniente forma parte de este camino que no es plano, o como se dice en la expresión popular, "no es un camino de rosas".
La actitud que tengamos ante las lesiones es muy importante, porque, aunque es cierto que se debe de escuchar al cuerpo, también hay factores psicológicos y emocionales que van a determinar la importancia que le demos a dicha lesión. Dejándolo sólo en el plano físico o convirtiéndolo en un problema mayor al real.
El dolor es un aviso del sistema nervioso que nos indica que algo no va bien, pero ahí gente que gestiona mal las dolencias y las convierte en sufrimiento, es decir, se lo ha llevado al plano psicológico. Su relación con el dolor es exagerada e incluso dramática, de forma que activa en el mecanismos que le hacen pararse en la práctica a la menor sospecha. Aquí tenemos que matizar que hay una diferencia entre estar lesionado o estar incapacitado. Es muy importante para un Karateka aprender a discriminar.
Cuando estamos lesionado podemos adaptar los ejercicios, las katas, etc o realizar nuevos grupos que no sólo, no nos aparte de la práctica, sino que nos mantenga en un buen ritmo de entrenamiento.
Hay que destacar que la práctica, no sólo nos aporta buena forma física, sino que nos mantiene conectado con aspectos de nosotros más sutiles e internos. Si relacionamos al Karate casi en exclusividad con práctica física, se hace lógico que cualquier lesión sea un obstáculo, porque nos impide un mínimo de rendimiento motor. Hay que recordar que la práctica del Karate es regenerativa si se hace de forma inteligente.
Aunque tenemos también que saber parar y no cometer imprudencias infravalorando la lesión. Es mejor descansar poco tiempo y reiniciar los entrenamientos en buenas condiciones que recaer. Los años de experiencia y la formación adecuada, te pondrán en el camino correcto.
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